El marketing ético es efectivo porque respeta al usuario, el usuario se siente respetado y responde de forma positiva a los anuncios, contenido y publicidad en general.
Es mostrar anuncios a los usuarios que están interesados en tu producto o servicio, pero sin caer en un retargeting intrusivo, que es cuando el usuario siente que la marca lo persigue por todo internet.
Además, el marketing ético siempre habla con la verdad, comunicando los beneficios del producto o servicio reales.
Busca palabras clave por las que están interesados los consumidores y crea contenido para satisfacer las necesidades que no está cubriendo otra marca o negocio.
No busca vender por ganar dinero y ya, busca soluciones a problemas reales a los cuales se enfrentan los consumidores.
Como emprendedor, es clave no enamorarte de tu producto o servicio, sino enamorarte del beneficio que ofrece como propuesta única en el mercado.
Es ahí donde una marca se diferencia de la competencia, sin caer en tumbar a sus competidores, mentir con promesas de valor que no tiene su producto o servicio e incluso falsificar testimonios.
El marketing ético hace crecer a un negocio tanto en orgánico como en pauta de anuncios.
Porque por una parte está el contenido que ayuda a sus usuarios y por otra tiene un embudo de ventas bien estructurado para convertir esas visitas en clientes.
Piénsalo así: si compras un producto o servicio de 1000 euros, pero no te ofrece el beneficio que prometía ¿seguirás pensando positivamente de la marca?
Por supuesto que no, las empresas a veces ignoran que mentir se puede volver en contra suya.
¿Para qué ganar 1000 euros si vas a perder al cliente por esos mil euros?
Mejor céntrate en dar un producto o servicio de calidad, con un valor agregado alto, mayor al precio de compra.
Así, cuando el cliente esté satisfecho con su compra, puedes alargar el tiempo de vida de manera orgánica, sin invertir en anuncios.
